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Tánger. 2004 – En esta casa nací yo....
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Tánger, 1.946
Corría el primer día del último mes del verano de 1.946….Había hecho mucho calor y seguía haciéndolo por lo que , todas las ventanas y balcones de la casa, estaban abiertos. También ,todas las luces estaban encendidas; eran las dos de la madrugada y en aquel tercer piso del Bulevar Anteo, en Tánger, había un gran ajetreo.
Acababa de caer una “chaataa”, chubasco en castellano, y de la calle subía un olor a tierra mojada, tan agradable a veces, que te hacían henchir los pulmones queriendo coger un poco de aire fresco.
Por el balcón del comedor, al otro lado del Bulevar, a lo lejos, entre las ramas de un gran árbol donde vivía una lechuza, ¿o quizá un búho?, se veían titilar la luces de las barcas de pesca en la bahía.
Desde allí, mi padre, un hombre joven de 33 años, en plena forma física y, aunque no muy alto, de complexión fuerte, fumaba cigarrillo tras cigarrillo, con cierta ansiedad, mirando sin ver.
En la cocina, mi Tía Joli, una muchacha de veinte y pocos años, hacía lo que le mandaba mi Abuela Rita…había que calentar agua, tener el café caliente, preparar lo que ya había sido preparado por mi madre…toallas, sabanas….
El nerviosismo flotaba en el aire….
La casa tenía un corredor largo al que se asomaban las habitaciones, y allí, en una de ellas, a mitad del pasillo, mas bien hacia el final, en el dormitorio de mis padres, con la luz encendida, en una cama blanca como la nieve y con sabanas almidonadas, había una mujer joven, de 23 años, sudorosa pero tranquila, con un rosario en las manos, esperando…..Era mi madre.
También había una señora, mas bien gruesa, bajita, vestida de blanco, que le hablaba a mi madre y a quien esta no contestaba…..era la comadrona.
En la habitación de enfrente, la única que tenía las luces apagadas, y a la cual cada dos por tres se asomaba mi padre en su deambular nervioso por toda la casa, había una cuna donde feliz e inocente, ignorante de lo que ocurría, dormía un bebé de 4 años….Pili, mi hermana.
Ya quedaba poco. Entonces no se sabía si iba a ser niño o niña antes de nacer. Los nervios, que todos contenían, no se demostraban; el silencio solo era roto por las palabras de la comadrona y de mi Abuela que seguía dando órdenes, sin levantar la voz, pero firme y cortante.
Mi Tía Joli recorría el pasillo corriendo, una y otra vez, cruzándose cada vez con mi padre….
Los cigarrillos se acababan con una rapidez sorprendente, a veces había uno encendido en el cenicero y otro en los labios, acabado de encender.
De pronto, a las 2 y diez de la madrugada, se oyó un ruido diferente…
¿Qué había sido eso? ¿Ya estaba aquí?....
No.
Alguien estaba introduciendo, con cuidado, la llave en la puerta de entrada a la casa.
Alguien que quería entrar y no quería hacer ruido…pero esa cerradura, ¡cuantas veces pensó mi padre en engrasarla!..
Era mi Tío Pepe, soltero aún, mas joven que mi padre y hermano de este, que volvía a casa. Las noches de los domingos eran para salir de fiestas…
Con el sombrero en la mano, la corbata bien puesta y la chaqueta también, el pelo engominado, como recién salido de la barbería, preguntó en voz baja ¿Cómo va todo?
No recuerdo lo que le contestaron… creo que mi Abuela le regañó por llegar tan tarde y le mandó al comedor a que esperara, junto a su hermano, sin molestar.
Ya estaban todos en casa, dando tiempo al tiempo….
Por el balcón abierto penetraba el olor a tierra mojada y el sonido producido por las hojas, al rozar unas con otras, del árbol centenario... Quizás no tuviera 100 años, pero era muy grande, muy grande…
Se había levantado un viento extraño que, a esas horas, no era normal.
En el cielo unas pocas nubes medio ocultaban la luna llena. Parecía que iba a caer otra “chaataa”. De pronto, igual que llegó, el viento se paró, fue una calma súbita. Parecía que también había estado esperando y que, como todos, se había quedado sin respiración ¡!!
Sí, eso que se había oído era el llanto de ¡¡un bebé recién nacido!!
¡¡Ya estaba aquí!!
¿Qué había sido?.. ¿Niño?.. ¿Otra niña?..
¿Iba todo bien?
¿Estaba completo ese bebé? ¿Tenía 5 dedos en cada mano y en cada pié?......
Mi hermana Pili se despertó y llamó… ¿Papá?.. ¿Papá?.. ¿Qué pasa?
Mi Tío Pepe corrió a coger en brazos a su sobrina, mi padre no sabía qué hacer, no le quedaban cigarrillos….Mi Abuela seguía dando ordenes cortas y tajantes. Mi Tía Joli seguía corriendo de la cocina al dormitorio….
¡¡Había nacido un niño!!.. ¡¡Un niño!!
Era el día 2 de septiembre de 1.946 y le llamarían, igual que a su padre, Miguel….Miguelito para diferenciarlo… Miguelín para su hermana pequeña, que nacería unos años mas tarde y le pondrían de nombre Marisa.
Antes de Marisa, la historia se volvió a repetir, otras dos veces, con Julio y con Carlos, pero entonces, ya "teniamos experiencia"...
Antes de Marisa, la historia se volvió a repetir, otras dos veces, con Julio y con Carlos, pero entonces, ya "teniamos experiencia"...
Fin
Marisa me dijo al leer esto:..
ResponderEliminar"Miguelin, si, jajaja!!! Me ha gustado. Me hubiera gustado que mamá lo hubiera podido leer para decir: pues esto si que fue así pero esto otro no..."